x
Colección Voces que dejan Huellas
Adonis

At the 92nd Street Y
voz del Autor

Editado por
92Y Poetry Center
October 25, 2010
x
x

Desire Moving Through Maps of Matter (fragment)   x
x
Adonis
Lee de su libro "Selected Poems"


   x

x
textos de sus poemas
x

Por el poeta Adonis

Agosto, 2020

Beirut

1

Cómo recuerdo aquel momento sublime de mi primer encuentro contigo,
Beirut, y cómo la Plaza de al-Burj, comenzó a descubrirme la historia del
Mediterráneo, partiendo de ella. A veces, sueño con ese momento como
si estuviera pensando, otras veces pienso en él como si estuviera
soñando. Quizá sea el sueño el gran espacio que une las orillas y los
horizontes.
En ese momento en el que Beirut se desgarra, le pregunto a su
ciudadano ¿crees verdaderamente que Beirut gira en torno al sol? ¿Qué
hacemos entonces con todas esas lunas que dicen ser mujeres
esperando a sus amantes muertos? ¿Cómo y cuándo se extinguirá esa
esfera de fuego entre Beirut y el mundo?

2

¿Beirut? No, no es un aljibe donde se acumulan respuestas.
Si no un vientre en el que nacen preguntas. Esa es su incógnita inquietante,
única, fascinante y atormentadora entre sus hermanas árabes.
Quia. La violencia, en todas sus formas, no puede protegerla ni defenderla.
El sectarismo, especialmente en su forma dogmática, fanática e hermética,
es incapaz ante ella.
Beirut es un horizonte.
Nada puede cerrar el horizonte.

3

Ayer nació un niño lejos de Beirut, pero se mecía en sus brazos. Le
pusieron un nombre que comienza con la letra “A”. Me lo imagino, años
después, caminando por una calle, sentado en un café, entrando en una
biblioteca, visitando un museo o hilvanando las playas de Beirut con sus
ojos.
Me lo imagino tanteando con el corazón la misteriosa distancia entre
estrellas. Me lo imagino persiguiendo una paloma que huye de él
saltando. Ella se queda cerca de él, pero él la persigue como si jugara.
De repente estalla en llanto, y con sus lágrimas
esboza un ala.

4

¿Alguien quiere ser ola, rama de cedro o cuello de gacela?
¿Alguien quiere ser hermano de la cueva de Afqa?, ¿ser otro río dentro del río de Adonis?
¡Oh, como si ya nadie buscase el néctar en la boca del amor!
Como si nadie ya preguntase ¿cuándo romperá la memoria sus cadenas?
Y ¿de dónde aparecen aquellas arterias por las que fluye sangre en el cielo de Beirut?
El corazón ya no es el mismo, y la cabeza ha dejado de ser cabeza.
¿Por qué se ha convertido el corazón en cuchillo y, la cabeza, en muñeca?
¿Puede ser amor lo que se apoya en el bastón del ocaso?
¿Quién será el que llora entre las columnas y bajo los arcos?

5

Las ciudades rumian sus ruinas, y Beirut contempla, espera y dialoga.
Beirut sabe que solo surgirá un diálogo verdadero entre los que
comprenden todo lo esencial, temporal e históricamente, humana y
culturalmente. Partes cuya identidad no es un reflejo, sino por lo
contrario, un destello e iluminación. Así Beirut sabe que todo diálogo
verdadero se construye a base de futuro compartido y las formas de propiciarlo. Dicho futuro común implica dejar atrás pasados y presentes.
Beirut es digna de forjarse su propio futuro, grano a grano, momento a momento.

6

Te conozco, Beirut,
en tu cabeza habita el asombro del mar que imprime
en su cuerpo las huellas del sol, imprime sus pasos de ida y vuelta,
al amanecer y al atardecer.
Habita en ti la desgracia de la luz que emanó por primera vez del planeta de tu alfabeto.
Reside en ti la oscura historia, las trampas del espacio y del tiempo.
Aun así, tu cabeza se eleva en las alturas mientras el oleaje de la historia
sacude tus pechos.
Beirut, sé que tus pechos son noche y día del mar.
Te conozco, Beirut, y en tu alba confío.

7

A menudo amanece mujer en Beirut.
En Beirut conozco una vida vestida con harapos que ninguna aguja
podrá remendar.
En Beirut me muevo entre las curvas de la desesperación
y me recojo en el fondo de la imaginación.
En Beirut, mientras el alba esboza sus luces en lugares y caminos
desconocidos, la luz me extiende los brazos, y el viento me suplica
escribirle su primera ráfaga.
A menudo amanece mujer en Beirut.

8

A escondidas, en Beirut conocí la queja de los dioses de los árboles y las
flores insaciables. Mientras yo bebía, el agua corría de mis labios a los
de los árboles y las flores.
Le aseguré al niño cuyo nombre comienza con la letra “A” que él vería en
Beirut otro sol que no hará más que inventar nuevos juegos con él en las
playas y en el regazo de las olas.

9

Beirut, desde que por ti le dediqué a Nueva York aquel epitafio que el
mundo escribiría, me pregunto: ¿por qué aumenta mi amor por ti, si tus
confines luchan dentro de la geografía de mis entrañas?
Oh, Beirut, ¡tan hondo es tu susurro que cada día desciende
sobre mí su estrella a punto de extinguirse!

10

Beirut, la poesía solo puede bailarte amando. Incluso cuando estás
enojada con ella, o ella contigo.
Juntas, sois un solo frente en una guerra perpetua contra horizontes que
vomitan trapos de plástico, contra musgos que están a punto de
convertirse en manzanas, contra el pan que sabe a alquitrán, contra
cocodrilos que vagabundean por los callejones vendiendo tartas festivas.
Beirut, la poesía solo puede bailarte amando.

11

Beirut, acógeme,
recógeme bajo tu techo.
Estoy cansado de todas las ciudades.
Beirut es mi cuerpo:
un cuerpo sangriento con heridas abiertas aún por recibir.

12

La Plaza de al-Burj llama a las puertas de la memoria.
Sí, la alegría aún tiene raíces y fuentes.
“La voz del futuro resuena en mi garganta”, dice la Plaza de al-Burj.
Añade: Ahora espero en el lecho de la llama
para que no se oxide el sueño.

Adonis, poeta sirio
Traducción de Jaafar al Aluni.
x